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Ruth Jimbo Sotomayor MD, PhD.

Subdecana de la Facultad de Medicina de la PUCE, Docente de Grado y Postgrado de la Facultad de Medicina de la PUCE e Investigadora principal en el CISeAL.

Conoce RuthJimbo V1 CH 01

 

¿Qué la condujo a estudiar medicina?

Desde que era niña siempre me llamó la atención la medicina porque tengo como referente a mi papá, que es psiquiatra. Desde que tenía 9 o 10 años, siempre estaba acompañando a mi padre a su consulta y en la atención de pacientes. Recuerdo que los sábados, por ejemplo, yo trabajaba con él en su consultorio porque no tenía secretaria los fines de semana. Yo iba como su secretaria y era feliz porque me encantaba hablar con los pacientes y preguntarles qué tenían, él me decía entre risas “No les estés preguntando, esto es confidencial”. Pero a mi siempre me interesó saber cómo se encontraban, si se sentían mejor.

Cuando yo tenía 12 o 13 años hubo otro evento que fortaleció la decisión y fue que mi hermana mayor tuvo un linfoma no Hodgkin. Esa fue una etapa muy dura para mi familia y el sentirme impotente, no poder ayudar, reforzó esa orientación hacia seguir medicina y tratar de ayudar a las personas. Siempre me he preguntado qué habría hecho si no fuera médica y para mi es bien difícil encontrar una respuesta porque desde pequeñita me veía en esa línea de trabajo.

 

¿Por qué se especializó en medicina familiar?

Yo siempre quise ser ginecóloga, siempre tuve esa idea desde pequeña. Cuando fui al internado rotativo, que es cuando uno se enfrenta mucho con los pacientes, vi que no era para mi porque empecé a experimentar otras formas de hacer medicina. Justamente la docencia, la investigación y la gestión me hicieron notar que si me hacía una médica muy clínica, como es ginecología, mi vida iba a estar centrada en la atención de pacientes, que es algo muy importante; pero no veía en esa especialidad la posibilidad de desarrollar otros campos sanitarios.

Por coincidencia, yo hice mi internado en el hospital Vozandes, que es un hospital que fundamenta su atención en la medicina familiar. Fue ahí que por primera vez que yo descubrí esta especialidad tan completa, tan diferente a las demás. La primera cosa que me llamó la atención es que el médico de familia no atiende enfermedades, sino atiende pacientes. Se basa en la persona y en sus familias. Me pareció algo muy integral y completamente revolucionario frente a lo que yo estaba acostumbrada. Por ejemplo, tú vas donde un neurólogo y te atiende el Alzheimer o la epilepsia, vas donde un cardiólogo y te atiende la arritmia, vas donde un pediatra y te atiende el niño enfermo; pero yo encontré en la medicina familiar la complementariedad de no solo ver lo biológico, sino ver lo psicosocial, el entorno. Esto cambió mi percepción, primero por el lado del servicio médico y, por otro lado, porque ahí conocí médicos de familia en otros roles. Vi médicos de familia que eran gestores, administrativos de hospitales, la mayoría eran docentes y hacían investigación. En ese momento hubo un clic, supe que eso era lo que me gustaba, lo que quería hacer, porque me permitiría desarrollarme en muchos otros campos.

 

¿Cómo describiría su experiencia trabajando como docente y profesional de la salud?

Para mi, un médico que explora todas sus potencialidades debe al menos incursionar en 3 campos: la atención sanitaria, la docencia y la investigación, porque creo que complementan su desarrollo profesional. Para mi la atención al paciente es central. Si no atiendes pacientes es muy difícil que seas docente, es muy difícil que hagas investigación, porque no estás viviendo la realidad de los problemas. Yo estoy contenta porque en este momento estoy uniendo estos tres campos y se han articulado muy bien. Ahora mismo, este campo extra de la gestión, que es lo que estoy haciendo en la Facultad de Medicina, sin duda también me ha traído muchos aprendizajes. Sin embargo, como yo me veo es haciendo estas tres cosas: atendiendo pacientes, enseñando y generando soluciones a los problemas a través de la investigación.

 

Háblenos del camino que la condujo a la investigación

Desde el pregrado tuve curiosidad por la medicina basada en evidencia. En esa época empezó a ganar terreno el no basarse en la experiencia de lo que te enseñaban (la manera en cómo siempre se habían hecho las cosas), sino que durante nuestra generación empezamos a ser muy críticos con lo que se hacía. La época coincidió con el advenimiento del internet y la tecnología, lo que nos concedió un nuevo acceso a la información. Desde ese momento comenzamos a reflexionar sobre las cosas que se hacían desde la experiencia y no desde la evidencia.

Ese fue mi primer contacto con la investigación. Yo hacía muchas búsquedas de artículos científicos y me veía en el futuro produciendo ciencia. Luego, cuando me gradué de médica familiar, tuve la oportunidad de trabajar un tiempo en el Ministerio de Salud, en un área que se llamaba Dirección de Inteligencia de la Salud, que normaba la investigación. Esa experiencia fue la que me hizo decidir que me quería dedicar a esto. Mis primeras investigaciones fueron con Xavier, con quien siempre hemos trabajado en la elaboración de informes basados en evidencia e investigaciones en las que veíamos que impactábamos en la toma de decisiones. Eso para mi es lo más importante de investigar, más allá de publicar 5 o 6 artículos de alto impacto al año o publicar en una revista top, para mi lo más importante es que esta información llegue a los tomadores de decisiones.

Cuando yo hago un análisis de mis publicaciones, aquellas que no han sino las más reconocidas en términos de impacto han sido las que más han ayudado a la toma de decisiones a nivel de salud.

 

¿Cuáles son sus líneas de investigación en el presente?

Mi línea de investigación preferida es la de inmunizaciones. Todo inició cuando noté que Ecuador era uno de los países con los mejores resultados en inmunización en Latinoamérica e incluso a nivel mundial, porque se había manejado muy bien el programa de inmunizaciones (esto antes de la pandemia). Pero cuando yo quise saber dónde encontrar estos logros o donde encontrar el impacto de haber invertido tanto y haber trabajado tanto en vacunas me di cuenta de que no hay nada publicado. Casi todo estaba en la memoria de las personas.

Cuando yo hablaba con las personas del programa de inmunizaciones y me contaban cómo se eliminó el sarampión, cómo eliminaron el tétanos, cómo incluyeron una nueva vacuna, cómo negociaron los precios. Esta información existía en sus recuerdos y en algunas sistematizaciones de la OPS, pero nada de eso estaba publicado. Por otro lado, yo veía como en otros países, por ejemplo, Perú, Colombia y Chile, tenían una gran investigación del impacto de la inmunización en sus territorios.

¿En qué ayuda eso? Sirve para sustentar los programas. Digamos que en algún momento llega una nueva autoridad con ideas desenfocadas y quiere dejar de invertir en vacunas. Mi preocupación era que al no tener suficiente documentación que respalde los planes de inmunización se dejará de invertir en ellos. Ese fue mi llamado de atención, el que me impulsó a demostrar porqué es importante sostener este plan tan relevante para el país.

 

¿En qué proyectos está trabajando actualmente y cuáles le gustaría emprender?

A la par con las inmunizaciones, hay una línea de investigación que me gusta mucho y es la de los medicamentos porque son tecnologías que se llevan un presupuesto cuantioso en salud. Si no son bien usados podríamos correr el riesgo de dejar de invertir en otras tecnologías que también son muy necesarias. Ese es otro tema que me atrae mucho, sobre todo con los medicamentos de alto costo.

Hay otra línea que también me parece importante, que es la de atención primaria en salud, patologías del primer nivel de atención, que a veces son descuidadas. En general, hay varias líneas en las que trabajo y es porque yo no limito las colaboraciones con estudiantes que quieran hacer sus tesis conmigo. A mi me gusta aplicar la investigación en el área en la que ellos vean que pueden desarrollarse y es por eso que tengo varios temas, incluso algunos relacionados con cirugía o clínica, porque justamente la medicina familiar nos da esa amplitud. Tener conocimientos de medicina familiar más la investigación nos da la amplitud de temáticas. En el país se necesita estudiar de todo, entonces no podría limitarme a un área, aunque mi preferencia sea la inmunización.

 

¿Cuál es su perspectiva hacia el futuro de la investigación en salud en el Ecuador?

A mi me gustaría que, dentro de unos años, después de haber demostrado el impacto de la inmunización, el país pueda generar investigación entorno a ensayos clínicos para probar nuevas vacunas. También podríamos trabajar en la generación de vacunas, es decir, pasar a la investigación básica. Creo que es un camino complejo, pero tenemos la potencialidad de llegar a hacerlo. Podemos empezar por demostrar el impacto a través de investigación secundaria, pero luego pasar a otro momento en el que podamos proponer como país nuevas vacunas.

 

Enlaces de interés:

Orcid

ResearchGate

Twiiter